viernes, 14 de diciembre de 2012

Postcards from Hamburguito

Se siente algo de tristeza al estar lejos del país amado (Perucito, ¡te extraño! -mentira, lo extraño más a él-), pero no la suficiente como para no disfrutar de estar aquí. 

En mis pocos días dentro de tierras Alemanas me la he pasado comiendo cantidades industriales de döner mit pommes en cajita, palitos de pescado con arroz, nutella con pan de leche y hot dog con vino caliente; apreciando las maravillas del paisaje hamburguino (si es que eso una palabra) con sus casitas estilo cuento de niños, nieve blanca y esponjocita combinada con cochinada del suelo y lucesitas doradas que cuelgan de los árboles. Una delicia el orden y limpieza de este sitio. Caras sonrojadas por el frío diabólico y abrigos acolchados, de esos que prometí nunca usar, pero de los cuales ahora tengo dos (¡No jodas, pues!). Y yo contando los días para la navidad más blanca que tendré en mis 22 años de vida mongolezca. Yendo de compras con madre -porque aquí el irse de shopping te sale más barato que comprar fruta- y aprendiendo cada vez más fracesitas del idioma para no quedar con cara de asterisco cuando me hablan. En estos días agradezco la vida saber inglés -gracias, cole Santa Rita, te hiciste una- y agradezco a mi superdotado sentido de la ubicación que ya sé cómo llegar de Klosterstern a Hauptbahnhof o Jungfernstieg (El lugar más lindi). También aprovecho los momentos telas y hogareños para leer -¡por fin terminé ”Mi Planta de Naranja Lima”!. No, no lloré. Ya, un poquito-. 

Se me están pasando rápido las horas y ya hasta tengo comprado el atuendo que usaré en Noche Buena (mi vieja no quiere dejar la tradición). Por lo pronto seguiré adaptándome a tener que pagar 10 centavos por las bolsas de los supermercados, a la falta de tildes y eñes en el teclado (las que se ven aquí son producto de Google), a tirar el papel con pichi al water, al (PUTO) cambio de horario y a decir ”entschuldigung” siempre que me tope con alguien por la calle. Y, pues, sí; parece que ni en Alemania la torpeza me deja. 

Ah, y solo si a alguien le interesa, el título del post salió de la canción Postcards from Italy de Beirut. Ando escuchando como loca a esa banda, no sé por qué... Mentira, sí sé.  


 Acá se las dejo. Gocen mientras yo sigo empujándome un burnwurst mit mulled wine.  

Chüss!

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